viernes, 18 de enero de 2013

Nuevo blog

Hola! Me llamo Savannah Wulf y siempre he tenido la duda de cómo empezaron los juegos del hambre, por qué se convirtieron en lo que son, los primeros, etc. Así que dejando mi imaginación volar un poco, aparecieron las respuestas. Estas serán las historias de los primeros juegos del hambre, y les tengo una pregunta: De qué distrito prefieren que sea el tributo? Sexo? Les dejo un pequeño adelanto, espero les guste. 
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Mi corazón latía fuertemente, haciendo eco del miedo que sentía en ese momento. Apenas dos meses después de la guerra, el capitolio ya había reorganizado y controlado a los restantes. Y ahora se proponía a dar inicio a un juego, no, un SACRIFICIO para asustarnos aún más. Los juegos del hambre. Nunca había oído tal cosa. Dos jóvenes de cada distrito serían mandados a una arena especial creada por el capitolio, dónde pelearían a muerte hasta que sólo uno quedara vivo. El ganador tendría la vida resuelta. Riqueza, favores del capitolio, y más le serían otorgados. No sirvieron de nada las pequeñas protestas e intentos de rebeliones en los distritos, se acallaron más rápido de lo que canta un gallo. Intimidaban a los padres con la inevitable muerte de sus hijos, que ahora estábamos formados en filas perfectas frente a las urnas con nuestros nombres. Una señorita del capitolio, toda vestida de azul, y con tatuajes púrpuras en las manos, sostenía un micrófono y alegaba a favor de los juegos, de como ayudarían a reactivar la economía perdida por la guerra, al dar pequeñas porciones de comida al insignificante precio de poner tu nombre de nuevo en la urna. Los juegos serían anuales, y tendrían más beneficios de lo que pudiéramos pensar. 
Nadie pensaba en los beneficios. A mí lado, una niña de máximo quince años parecía estar a punto de vomitar, y un niño más pequeño estaba llorando. Yo sentía cómo mi corazón intentaba salirse de mi pecho, y mis manos hacían nudos mi ropa, nerviosas, esperando a que la señorita dejara el micrófono y se acercara a la urna.
Un paso, dos, tres... una mano azulada tomó un papel de la urna de cristal y lo desdobló lentamente.